miércoles, 28 de mayo de 2008

POLÍTICA Y FÚTBOL SIEMPRE DE LA MANO


Ayer: Perón y Evita inaugurando el estadio de Racing

Hoy: miles de hinchas se pronuncian contra el gerenciamiento

Néstor Kirchner, intenta resucitar al Racing al que el peronismo le regaló un estadio y tres campeonatos
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Cuando Perón asumió el poder, en 1946, no existían en el país organizaciones deportivas estatales. Excepto el fútbol, que ya estaba profesionalizado (1), el deporte se practicaba en forma amateur en clubes e instituciones privadas. Se organizaban competencias municipales, provinciales o nacionales en las distintas especialidades, y se ayudaba, conforme a las posibilidades de cada entidad, a aquellas figuras promisorias que carecían de medios y podían resultar importantes para la formación de cuadros.

Este sistema, elemental y desinteresado, había brindado, no obstante, lauros significativos al deporte argentino.Pero no tardó el nuevo gobierno peronista en advertir la importancia del deporte como elemento de difusión política, tanto en lo interno como en lo externo; es posible que Perón tuviera fresco en su mente el recuerdo de los espectáculos de la Italia fascista.

Contemporáneamente, el slogan "Perón apoya el deporte" se hizo presente en todos los actos deportivos y se convirtió en uno de los más difundidos del régimen.

Años después, comentaría el periodista Félix Daniel Frascara:

"De lo que había sido el romanticismo deportivo pasamos a la lujuria del deporte. Quedó establecido un pacto: Perón le daba todo al deporte, y el deporte le daba todo a Perón".

Sin embargo, pese a la gran inversión y difusión masiva, los éxitos durante esos nueve años fueron bastante magros. El fútbol no consiguió nada pese a contar con una multitud de estrellas que después, a partir de 1948, a raíz de una huelga de jugadores, tuvieron repercusión internacional porque terminaron jugando en el extranjero y solo Pascual Pérez (box), Juan M. Fangio (automovilismo), Delfor Cabrera (atletismo) y la Selección Nacional de Basquet (que participó del certamen mundial realizado en nuestro país llegando a la final contra un tibio equipo universitario estadounidense) pudieron consagrarse campeones en sus categorías.

Pero aquella explosión deportiva que se derramó por el todo el país durante la primera y segunda presidencia de Perón no obedecía solamente a un interés político sino a que el presidente había sido un deportista entusiasta que en distintas épocas de su vida, había competido en esgrima, box, equitación, basquet y fútbol, además de eventuales actividades de esquí, alpinismo y tiro. Esa actuación sirvió para llevar a los medios nacionales una prolija difusión con antiguas fotografías donde se veía al futuro presidente boxeando, participando en lances de esgrima o vestido de alpinista.

Previsiblemente, pronto se acuñó otra frase: "Perón, el primer deportista", que fue utilizada a partir de 1946 en todos los acontecimientos que de ahí en más tuvieron lugar.

Este nuevo título, rotundo y definitivo, que se entrecruzaba con aquel del "primer trabajador" que le habían adjudicado en 1944, terminaría por completar la imagen pública del líder justicialista con un ángulo informal, competitivo y simpático.

Los padrinos

La dedicación de varios colaboradores cercanos a Perón al mundo del fútbol sumó votos a la exitosa candidatura de 1946. Pero producido el triunfo, llegó el momento de concretar las promesas que se habían derramado durante la campaña electoral.

En 1947, el ministro de Hacienda, Ramón Cereijo, convenció al presidente sobre la conveniencia de poner al frente de la AFA a una persona de confianza: la elección recayó en Oscar Nicolini, administrador de Correos y Telecomunicaciones, e integrante, además, del círculo de amistades íntimas de Evita.

Así empezó el juego de los "padrinos", los personajes vinculados al gobierno y relacionados con las distintas entidades deportivas, cuyo brillo estaba dado en función de sus respectivos equipos de fútbol, el deporte más popular.


Fueron numerosos los clubes que se beneficiaron con esta relación político-deportiva y uno de los más privilegiados resultó ser el Racing Club de Avellaneda, que contaba con el apoyo de Cereijo y de Carlos Aloé, entonces funcionario de la presidencia y luego gobernador de Buenos Aires; sus influencias obtuvieron la firma de un decreto otorgando trece millones de pesos para la construcción de la nueva sede en Avellaneda.

La cifra era muy abultada, pero el estado era rico todavía, y la hinchada de Racing muy numerosa. Una construcción de la imponencia de la que se proyectaba, daría testimonio de la magnitud del desarrollo del deporte y de la protección que lo amparaba desde las esferas del poder.

Detalle último pero no desdeñable: el estadio se llamaría Presidente Perón...

El reparto de dádivas, benefició a casi todos los clubes de fútbol, pero algunos tuvieron serios problemas, como Independiente, cuya comisión directiva era de extracción socialista lo que mandaba a los "diablos rojos" al infierno y Huracán, cuyo presidente, el teniente coronel Tomás Ducó, había participado en 1944 en un abortado levantamiento contra Farrell y Perón; por lo tanto, el club del "globito" fue castigado con una intervención y eliminado de la lista de subsidios.

Pero no podía ocultarse la afición que la simpatía gubernativa tenía depositada en Racing, apadrinado fanáticamente por Cereijo. El Sportivo "Cereijo", como lo llamaban entre burlones y resentidos los contrarios, ganó los campeonatos de 1949, 1950 y 1951, a veces con partidos fallados parcialmente, como el que dio brillo a la inauguración del estadio presidente Perón. Jugaba el local contra Vélez Sarsfield, y el gol de la victoria de Racing fue convertido en posición adelantada en una jugada que el juez británico Mr. Aldridge no se animó a anular.

Los tiempos cambian

De esa época de oro al Racing de nuestros tiempos parece que hubieran pasado siglos, sin embargo, fueron solo seis décadas. Hoy, la "Academia" se encuentra acorralada entre un déficit enorme que le impide progresar y un promedio que lo catapulta a jugar la promoción con equipos del Nacional "B".

Mientras, con la crisis institucional como "espada de Damocles", en Pilar, el equipo blanquiceleste intenta encontrar serenidad para salir de este laberinto en el que está inmerso.

Difícilmente se pueda separar la vida institucional de Racing de este presente deportivo. Son la causa, la consecuencia. Esa angustia por saberse tan cerca de la B Nacional hace que ingrese a la escena el poder político.

Un grupo de hinchas reconocidos y famosos entre los que se encuentra el ex presidente Néstor Kirchner dicen que tiene un plan, pero su reacción, después de años de desgobierno y endeudamiento, pedidos de quiebra, gerenciamiento, fracasos administrativos y deportivos, huele a tardío.

¿Dónde estaban estos grandes personajes cuando comenzó el primer síntoma de esta cadena interminable de errores que llevó al desastre financiero del club?

La idea es saldar la última cuota de la quiebra, armar un equipo competitivo y reorganizar el club para el llamado a elecciones. Claro está, que todo está sujeto a la suerte del equipo en este desenlace del torneo. Porque si pierde la categoría, estas cuestiones se resolverían sin demasiada estrategia por el simple motivo que en el contrato del gerenciamiento figura que ante una falta grave se rescinde automáticamente. Por ejemplo, el descenso. Ese fantasma del que Juan Manuel Llop, el técnico y sus jugadores intentan esquivar como pueden… con un plantel diezmado por las lesiones y con el ánimo por el piso.

El triste desenlace parece inevitable, quizás en vez de dar vueltas los bolsillos para integrar algunos pesos a la "vaquita" que pueda pagar esto o aquello, resulte mucho más fácil hablar con el patrón de la AFA, “el padrino” don Julio Grondona, y pedirle que suspenda los descensos o cambie el sistema dándole a Racing otra oportunidad. Si lo hizo por Boca y River cuando estos orillaban la posibilidad de quedar en las últimas posiciones del campeonato e irse al descenso, por qué no lo va a poder hacer por Racing, con la categoría de hinchas famosos que tiene…

Fíjense: Néstor Kirchner, Bernardo Neustadt, Mirtha Legrand, Marcelo Bonelli, Carlos Melconian, Aldo Rico, Carlos Ruckauf, el Pastor Jiménez, Mario Firmenich, Máxima Zorreguieta (la princesa de Holanda), Enrique Macaya Márquez y Quique Wolff, entre muchos otros que figuran en los foros de los hinchas de la Academia.

No creo que Grondona se niegue… ha metido tanta mano en el fútbol argentino durante los últimos treinta años que una cicatriz más en su cuerpo no lo va a hacer trastabillar...

Fuente: Historia de la Argentina (Crónica-Hyspamerica). Capítulo El sistema peronista (1949-1955) "El auge del deporte". (1) El 21 de Febrero de 1893, Alejandro Watson Hutton fundó The Argentine Association Football League, (la misma denominación de la anterior), junto a los representantes de Quilmes Athletic Club, Caledonian's, Saint Andrews, English High School, Lomas y Flores. La Asociación del Fútbol Argentino es la más antigua de sus pares de Sudamérica y la octava del mundo. El fútbol de nuestro país no sólo fue el pionero de América en organizarse, sino que en 1912, se convirtió también en el primero del continente en afiliarse a la FIFA, el ente rector de este deporte a nivel universal. Más tarde, luego de largas y duras controversias, el 10 de mayo de 1931, en una reunión donde participaron los representantes de "los clubes Atlanta, Boca, Chacarita, Estudiantes de La Plata, Huracán, Independiente, Platense, Quilmes, Lanús, Racing, River, Tigre, Vélez, Talleres, San Lorenzo, Argentinos Juniors y Ferro", se resolvió fundar la Liga Argentina de Footbal, de acuerdo a lo que se lee en el acta de fundación. El 31 de Mayo comenzó la era del campeonato profesional con 18 equipos. Tres años después, el 3 de Noviembre de 1934, la organización del fútbol sufrió una nueva reestructuración, pero esta vez administrativa: cambió de denominación: pasó a llamarse Asociación del Fútbol Argentino.